En ambientes semiáridos la evaporación del suelo puede suponer unas pérdidas del 30 % del agua. Uno de los objetivos de la agricultura es reducir estas pérdidas al mínimo, especialmente en los climas en los cuales el agua supone un recurso limitado. Una de las técnicas utilizadas habitualmente es cubrir el suelo con diferentes materiales para reducir el intercambio de vapor de agua entre el suelo y la atmósfera. Estos materiales pueden ser arena, guijarros o incluso materiales orgánicos. Sin embargo puede que la solución haya estado siempre en la naturaleza pero no nos hayamos dado cuenta hasta ahora.
Las hormigas representan la mitad de la biomasa mundial de insectos, siendo vitales en la mayoría de los ecosistemas del planeta. Como “ingenieros de los ecosistemas” crean colonias organizadas, creando abundantes macroporos, galerías y nidos en el suelo, lo que ayuda a la estructuración de los suelos. Hasta la fecha se conocía la importancia de las hormigas en el movimiento de agua en el suelo, pero investigadores chinos de las Universidades de Beijing y Yangling acaban de descubrir que la importancia de las hormigas va mucho más allá, reduciendo la evaporación del agua del suelo.
¿Cómo lo han hecho?
Han estudiado la influencia de un tipo de hormiga, Camponotus japonicus en la evaporación del suelo y en su temperatura. Este tipo de hormiga tiene un cuerpo bastante grande (10-12 mm de largo) con unas grandes mandíbulas, lo que las permite formar grandes agregados de suelo (alrededor de 1.6 mm de diámetro) y por tanto movilizar más cantidad de suelo. Concretamente, prestaron especial atención a la capa de mantillo que forman las hormigas alrededor de la entrada del hormiguero (se llama mantillo a la capa superior del suelo formada principalmente por materia orgánica en descomposición y que es muy importante para la fertilidad de los suelos, lo puedes ver en la foto inferior).
Realizaron una serie de experimentos usando macetas de 20 cm x 20 cm, con unos 7 kilogramos de suelo, con diferentes densidades de población de hormigas y con diferentes materiales. Con varios instrumentos electrónicos midieron la evapotranspiración del suelo así como su temperatura. En primer lugar observaron que a más densidad poblacional de hormigas, mayor era la capa de mantillo que cubría el suelo. Observaron que cuando esta capa de mantillo era más gruesa, el suelo conservaba mejor el agua, incluso más en los días más soleados. Además se observaron efectos muy beneficiosos en la temperatura del suelo, sirviendo de amortiguador de ésta. Este efecto beneficioso desapareció cuando este mantillo producido por las hormigas se desintegró.
Conclusiones
En este artículo se destaca el efecto beneficioso de las hormigas en los cultivos, especialmente en su papel como agente mejorador de los suelos. Aunque aún hace falta estudiar más los efectos de las diferentes especies de hormigas en los diferentes cultivos, así como en las diferentes plagas (como en otro estudio muy interesante en manzano que podéis leer en este link), lo que está claro es que no podemos dejar de lado una parte tan importante de los ecosistemas mundiales. Las hormigas no sólo son insectos vitales para la vida en el planeta, sino que, bien gestionadas, llegarán a ser una herramienta importantísima en el camino de una agricultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
El artículo completo lo podéis leer en este link.
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