Aunque no seamos conscientes de ello, toda nuestra vida está muy influida, para bien y para mal, por los microorganismos que nos rodean. Cada día se va aprendiendo más y más sobre cómo nos afectan, desde las enfermedades que nos causan hasta de las que nos protegen, o la forma en que nos influyen en nuestra dieta o en nuestra salud mental.
Lo mismo ocurre con las plantas y los cultivos. La rizosfera, la parte de suelo más cerca de las raíces de las plantas (de la que ya hemos hablado en otros artículos de este blog) es uno de los ecosistemas más ricos del planeta, con una diversidad tan grande que aún no se conoce con precisión quien la habita ni como afecta a las plantas silvestres y los cultivos.
Varios grupos de investigación de Reino Unido, Alemania, Holanda y Estados Unidos acaban de publicar un artículo en la revista científica Science Advances en el cual demuestran cómo la diversidad de los hongos del suelo (tanto beneficiosos como patógenos) afecta al estilo de vida de las distintas especies de plantas que cohabitan en un ecosistema como la pradera.
¿Cómo lo han hecho?
Seleccionaron 14 especies distintas de plantas que suelen habitar las praderas en Reino Unido, y las sembraron en diferentes suelos durante 3 años seguidos. Después de estos tres años, observaron cómo los suelos cambiaban sus propiedades físico-químicas, especialmente la disponibilidad de nitrógeno (un compuestos básico para las plantas). Sin embargo, no parece que esta variabilidad fuera debida a las diferentes plantas, había otro factor que desconocían…
Entonces estudiaron la composición de microorganismos de cada muestra, clasificando los microorganismos en función de la cantidad de hongos patógenos y hongos beneficiosos (micorrízicos). Así pudieron observar que unas especies de plantas eran más propensas a atraer hongos beneficiosos y otras especies atraían más a los patógenos, lo que afectaba claramente a su crecimiento.
Entonces seleccionaron las semillas de estas plantas y las hicieron crecer de nuevo en suelos esterilizados (sin microorganismos) y en los suelos donde previamente habían crecido otras especies con más o menos afinidad por hongos beneficiosos y patógenos. Así, pudieron ver que las plantas que crecían en suelos que previamente habían acumulado más microorganismos beneficiosos crecieron mucho mejor que en los suelos estériles.
También observaron que la especie, y más concretamente su modo de vida y la estructura de sus raíces afectaba mucho a la atracción de microorganismos beneficiosos o patógenos, y que esto influía directamente a todo su ciclo vital. Es decir, las plantas con raíces que crecen rápido, tienen raíces más finas que las de crecimiento más lento, esto atrae más a microorganismos patógenos, y hacen que mueran antes. En cambio, las plantas con crecimiento más lento, producen raíces más gruesas, facilitan ser colonizadas por hongos micorrícicos beneficiosos y viven mucho más tiempo, acumulando un 25% más de biomasa.
Conclusiones.
Este estudio nos muestra cómo los microorganismos del suelo afectan de forma fundamental a las plantas que lo habitan y a su forma de vida. Estos conocimientos nos ayudan a comprender mejor estas interacciones y cómo podemos desarrollar estrategias y productos agrícolas, como los bioestimulantes, que aporten a los cultivos una forma más eficaz y sostenible de mejorar los rendimientos de una forma saludable, reduciendo la necesidad de aplicación de fertilizantes químicos.
El artículo original lo pueden leer en inglés en este enlace.
Espero que se haga realidad
ResponderEliminarSiguen impresionando estos estudios que demuestran la relación tan íntima entre las plantas y el ambiente que las rodea. Y sin duda datos de gran potencial en agricultura.
ResponderEliminarGracias por la explicación Dani!