El nitrógeno es uno de los pilares fundamentales de la agricultura moderna, se trata del nutriente más importante para los cultivos. Sin la aplicación de fertilizantes nitrogenados sería muy complicado (o imposible) alimentar a todo el planeta.
Pero como toda tecnología, no todo son ventajas, tiene algunos inconvenientes. La aplicación excesiva de los fertilizantes nitrogenados en la agricultura provoca que el nitrógeno sobrante que no es absorbido por las plantas se pierda en forma de nitratos, arrastrado por el agua de la lluvia o del riego. Esto puede producir graves daños a los ecosistemas naturales (por la eutrofización) e incluso a la salud humana cuando llega al agua potable.
La industria de los fertilizantes y muchos grupos científicos están trabajando en reducir o eliminar este problema con tecnologías de liberación lenta que reduzcan al mínimo la pérdida de nitrógeno por escorrentía o incluso fomentando los microorganismos del suelo fijadores de nitrógeno.
Un grupo de científicos estadounidenses acaban de publicar en la revista Journal of Environmental Quality un artículo (que puede leer completo en este enlace) en el cual han encontrado “hotspots” (o puntos calientes) en los ecosistemas que pueden actuar como “limpiadores naturales” de éste nitrógeno. Esto puede ayudar de una forma muy importante a desarrollar estrategias de manejo de los fertilizantes y de las aguas de riego para que se limpien estos nitratos sobrantes de la agricultura.
¿Cómo lo han hecho?
Los investigadores analizaron el agua de varios arroyos en zonas agrícolas de Carolina del Norte (Estados Unidos), así como su grado de degradación, contenido en nitratos y la capacidad de éstos para limpiar el agua. Además estudiaron los sedimentos y las zonas “amortiguadoras “ o “buffer” entre estos arroyos y las tierras de cultivo a lo largo del tiempo. En el estudio también incluyeron plantas nativas, conocidas por su capacidad de absorber los nitratos.
Una vez obtenidos todos estos datos, comprobaron que las zonas “amortiguadoras” eran capaces de absorber gran cantidad de los nitratos sobrantes en la agricultura. Además descubrieron que había “hotspots” dentro de los arroyos con gran capacidad de absorción de nitratos, las características de estos “puntos calientes” era que los suelos tenían textura fina, abundante materia orgánica y mucha humedad.
Por último hicieron un modelo estadístico para diseñar zonas que fueran “limpiadoras perfectas de los nitratos” y así poder implantarlos en los cauces de los ríos.
Conclusiones.
Aunque se le ha echado la culpa a los fertilizantes nitrogenados de muchos de los problemas ecológicos y de la salud, la verdad es que esto ha sido provocado por un mal uso de éstos. Los fertilizantes nitrogenados son imprescindibles para garantizar la seguridad alimentaria, lo que hay que hacer es desarrollar tecnologías que aumenten su efectividad, reduciendo las pérdidas, que son lo que ocasionan los problemas.
Este estudio que nos ocupa es una estrategia muy interesante de ayudar a solucionar este problema, ya que si diseñamos las zonas de riego y las zonas acuáticas donde acaban los residuos agrícolas de una forma racional e inteligente, muchos de los problemas de impacto medioambiental de la agricultura podrían reducirse de una forma muy importante.
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